Pedro Aravena Caroca, parte del Departamento de Crédito y Cobranzas de la Empresa, llegó a trabajar en el año 1993 y hoy con más de 30 años de experiencia, nos cuenta su historia con la Empresa y principalmente con Don Carlos Herrera.
“Varias veces vi en la fundación a Don Carlos. Nosotros le decíamos Tío, venía a celebrar los cumpleaños que en la fundación se celebraban una vez al año, porque era imposible celebrar a cada niño su cumpleaños por separado. Éramos muchos repartidos en 4 grupos los peques, los medianos, los grandes y los de casa grande. Don Carlos sin distinción los abarcaba a todos. Todos sabíamos que vendría con sus regalos, confites, bebidas… Nunca me voy a olvidar que nos trajo de regalo nuestro primer televisor. Los sábados venía desde la empresa, a veces con Rodríguez, a dejarnos cajones con fruta que se repartían en el momento. También recuerdo mucho los meses de veraneo en la playa, debo haber tenido alrededor de 12 años, Don Carlos nos visitaba en su casa rodante. Cuando lo veíamos llegar, sabíamos que sería algo bueno. Nos traía siempre palmeras, helados, dulces de la Ligua, sándwich, bebidas.”
“Después de estudiar (Administración, Almacenamiento y Control) llegué a hacer la práctica a la empresa y Don Carlos me preguntó si quería quedarme trabajando con él. Gracias a Don Carlos tuve mi casa. El primer año pude inscribirme para tener mi casa. Acá se hacía a través de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), todo rápido y ya desde el primer año yo bien remunerado. Así pude forjar mi patrimonio. En el caso mío, yo partí desde cero. Cuando uno sale del hogar, uno sale con lo puesto nomas, tiene una sola pinta, uno no tiene nada más. Él nos ayudó siempre. No solamente a mí. Era una persona muy cercana, muy humana. Siempre le gustaba conversar con todos. Tengo los mejores recuerdos de él.»